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LITERATURA

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GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ. Sólo vine a hablar por teléfono - Gabriel García Márquez. Una tarde de lluvias primaverales, cuando viajaba sola hacia Barcelona conduciendo un coche alquilado, María de la Luz Cervantes sufrió una avería en el desierto de los Monegros.

Sólo vine a hablar por teléfono - Gabriel García Márquez

Era una mexicana de veintisiete años, bonita y seria, que años antes había tenido un cierto nombre como artista de variedades. Estaba casada con un prestidigitador de salón, con quien iba a reunirse aquel día después de visitar a unos parientes en Zaragoza. Al cabo de una hora de señas desesperadas a los automóviles y camiones de carga que pasaban raudos en la tormenta, el conductor de un autobús destartalado se compadeció de ella. Le advirtió, eso sí, que no iba muy lejos. -No importa -dijo María-. Un día de estos - Gabriel García Márquez. Algo muy grave va a suceder en este pueblo - Gabriel García Márquez. Imagínese usted un pueblo muy pequeño donde hay una señora vieja que tiene dos hijos, uno de 17 y una hija de 14.

Algo muy grave va a suceder en este pueblo - Gabriel García Márquez

Está sirviéndoles el desayuno y tiene una expresión de preocupación. Los hijos le preguntan qué le pasa y ella les responde: -No sé, pero he amanecido con el presentimiento de que algo muy grave va a sucederle a este pueblo. Ellos se ríen de la madre. Dicen que esos son presentimientos de vieja, cosas que pasan. La muerte en Samarra - Gabriel García Márquez. Espantos de agosto - Gabriel García Márquez. La luz es como el agua - Gabriel García Márquez. En Navidad los niños volvieron a pedir un bote de remos.

La luz es como el agua - Gabriel García Márquez

-De acuerdo -dijo el papá, lo compraremos cuando volvamos a Cartagena. Totó, de nueve años, y Joel, de siete, estaban más decididos de lo que sus padres creían. -No -dijeron a coro-. Nos hace falta ahora y aquí. -Para empezar -dijo la madre-, aquí no hay más aguas navegables que la que sale de la ducha. Tanto ella como el esposo tenían razón. Ladrón de sábado - Gabriel García Márquez. Hugo, un ladrón que sólo roba los fines de semana, entra en una casa un sábado por la noche.

Ladrón de sábado - Gabriel García Márquez

Ana, la dueña, una treintañera guapa e insomne empedernida, lo descubre in fraganti . Amenazada con la pistola, la mujer le entrega todas las joyas y cosas de valor, y le pide que no se acerque a Pauli, su niña de tres años. Sin embargo, la niña lo ve, y él la conquista con algunos trucos de magia. Hugo piensa: «¿Por qué irse tan pronto, si se está tan bien aquí?» Podría quedarse todo el fin de semana y gozar plenamente la situación, pues el marido -lo sabe porque los ha espiado- no regresa de su viaje de negocios hasta el domingo en la noche. La santa - Gabriel García Márquez. Veintidós años después volví a ver a Margarito Duarte.

La santa - Gabriel García Márquez

Apareció de pronto en una de las callecitas secretas del Trastévere, y me costó trabajo reconocerlo a primera vista por su castellano difícil y su buen talante de romano antiguo. Tenía el cabello blanco y escaso, y no le quedaban rastros de la conducta lúgubre y las ropas funerarias de letrado andino con que había venido a Roma por primera vez, pero en el curso de la conversación fui rescatándolo poco a poco de las perfidias de sus años y volvía a verlo como era: sigiloso, imprevisible, y de una tenacidad de picapedrero. Antes de la segunda taza de café en uno de nuestros bares de otros tiempos, me atreví a hacerle la pregunta que me carcomía por dentro.

-¿Qué pasó con la santa? JOSE SARAMAGO. El cuento de la isla desconocida - José Saramago. Un hombre llamó a la puerta del rey y le dijo, Dame un barco.

El cuento de la isla desconocida - José Saramago

Embargo - José Saramago. Se despertó con la sensación aguda de un sueño degollado y vio delante de sí la superficie cenicienta y helada del cristal, el ojo encuadrado de la madrugada que entraba, lívido, cortado en cruz y escurriendo una transpiración condensada.

Embargo - José Saramago

Pensó que su mujer se había olvidado de correr las cortinas al acostarse y se enfadó: si no consiguiese volver a dormirse ya, acabaría por tener un día fastidiado. Le faltó sin embargo el ánimo para levantarse, para cubrir la ventana: prefirió cubrirse la cara con la sábana y volverse hacia la mujer que dormía, refugiarse en su calor y en el olor de su pelo suelto.

Estuvo todavía unos minutos esperando, inquieto, temiendo el insomnio matinal. Pero después le vino la idea del capullo tibio que era la cama y la presencia laberíntica del cuerpo al que se aproximaba y, casi deslizándose en un círculo lento de imágenes sensuales, volvió a caer en el sueño. Cerró la puerta y bajó rápidamente la escalera. El automóvil estaba cinco casas más abajo. Desquite - José Saramago. El muchacho venía del río.

Desquite - José Saramago

Descalzo, con los pantalones arremangados por encima de las rodillas, las piernas sucias de lodo. Vestía una camisa roja, abierta en el pecho, donde los primeros vellos de la pubertad empezaban a ennegrecer. Tenía el pelo oscuro, mojado por el sudor que le escurría por el cuello delgado. JULIO CORTÁZAR. Rayuela - Capítulo 68 - Julio Cortázar. Instrucciones para subir una escalera - Julio Cortázar. Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables.

Instrucciones para subir una escalera - Julio Cortázar

Los testigos - Julio Cortázar. Cuando le conté a Polanco que en mi casa había una mosca que volaba de espaldas, siguió uno de esos silencios que parecen agujeros en el gran queso del aire.

Los testigos - Julio Cortázar

Claro que Polanco es un amigo, y acabó por preguntarme cortésmente si estaba seguro. Como no soy susceptible le expliqué en detalle que había descubierto la mosca en la página 231 de Olver Twist , es decir que yo estaba leyendo Oliver Twist con puertas y ventanas cerradas, y que el levantar la vista justamente en el momento en que el maligno Sykes iba a matar a la pobre Nancy, vi tres moscas que volaban patas arriba. Lo que entonces dijo Polanco es totalmente idiota, pero no vale la pena transcribirlo sin explicar antes cómo pasaron las cosas. Instrucciones para llorar - Julio Cortázar. Página asesina - Julio Cortázar.

Casa tomada - Julio Cortázar. Carta a una señorita en París - Julio Cortázar. Andrée, yo no quería venirme a vivir a su departamento de la calle Suipacha. No tanto por los conejitos, más bien porque me duele ingresar en un orden cerrado, construido ya hasta en las más finas mallas del aire, esas que en su casa preservan la música de la lavanda, el aletear de un cisne con polvos, el juego del violín y la viola en el cuarteto de Rará. Axolotl - Julio Cortázar. Hubo un tiempo en que yo pensaba mucho en los axolotl. Iba a verlos al acuario del Jardín des Plantes y me quedaba horas mirándolos, observando su inmovilidad, sus oscuros movimientos. Ahora soy un axolotl. RAFAEL POMBO. Poeta de ocasión « Rafael Pombo. Guión y textos Curaduría Beatriz Helena Robledo Investigadores asistentes Alejandro Cárdenas Marcela García. Cuento Rinrin Renacuajo « Rafael Pombo.

Guión y textos. Cuento Pastorcita « Rafael Pombo. Guión y textos. Cuento la pobre viejecita « Rafael Pombo. Guión y textos. Cuento mirringa « Rafael Pombo. Guión y textos. Cuento Juan Matachin « Rafael Pombo. Guión y textos. Cuento el gato bandido « Rafael Pombo. Guión y textos. Cuentos infantiles. Cuentos clásicos para niños. Diferencias texto oral y escrito. En el ámbito de la comunicación cada persona o enunciador produce un texto, ya sea oral o escrito. Portal Académico del CCH. Tengo una muñeca. Plan Nacional de Lectura. Niños de Colombia indígena. La Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República es la responsable del desarrollo y mantenimiento de www.banrepcultural.org Para cualquier queja o consulta, escríbanos a: wbiblio@banrep.gov.co Subgerencia Cultural del Banco de la República - Bogotá / Biblioteca Luis Ángel Arango / Museos y colecciones del Banco de la República Dirección: Calle 11 # 4 - 14, La Candelaria / Teléfonos: (571) 343 12 24, fax: (571) 3812908.

Tomás Carrasquilla. | T o m á s C a r r a s q u i l l a Nace el 17 de enero de 1858 en Santodomingo, Antioquia. Simón el Mago. Dimitas Arias.