background preloader

Museo Nacional del Prado - 15 Obras Maestras

Facebook Twitter

15 Obras Maestras. La Crucifixión, Juan de Flandes. Obra documentada de Juan de Flandes, conocido sólo por las pinturas que realiza en Castilla desde 1496 en que entra al servicio de Isabel la Católica.

La Crucifixión, Juan de Flandes

Al morir la Reina en 1504, continua trabajando en Salamanca y en Palencia y debe adaptar su estilo al tipo de obras que le demanda la nueva clientela, a veces de grandes dimensiones como el retablo mayor de la Catedral de Palencia, para el que hace esta tabla, destinada a la calle central del banco. Juan de Flandes concibe el espacio de esta Crucifixión con un punto de vista bajo, que evoca las composiciones de Mantegna y la dota de resonancias italianas, por el modo de disponer al los personajes con un dominio de líneas rectas que otorgan monumentalidad al conjunto. Para llamar la atención sobre Cristo Crucificado, situado en el centro, ante un fondo de paisaje, idea un semicírculo de figuras en torno a Él. El Caballero de la mano en el pecho, El Greco. La familia de Felipe IV, o Las Meninas, Diego Velázquez. El sueño de Jacob, José de Ribera. El cuadro narra el sueño misterioso del patriarca Jacob, según relata el Génesis, quien aparece dormido, recostado sobre el brazo izquierdo.

El sueño de Jacob, José de Ribera

Detrás de él se encuentra un árbol y al otro lado la escala de luz por la que suben y bajan los ángeles. El asunto muestra la capacidad técnica de Ribera para construir un discurso metafórico. A través de la representación de un pastor tendido a descansar en el campo describe uno de los episodios bíblicos más conocidos. La visión en primer plano del personaje sólidamente construido y los rasgos realistas de la escena sirven para hacer verídico el sueño milagroso, que se describe en un haz de luz bajo un cielo azul y gris.

Ribera da aquí una de sus numerosas pruebas de su delicado sentido del color y su exquisita capacidad para la composición, al contraponer en diagonal los volúmenes del primer plano. El ters de mayo de 1808, o Los fusilamientos en la montaña del Príncipe Pío, Francisco de Goya y Lucientes. Finalizada la guerra de la Independencia en 1813, el regreso a España de Fernando VII se había conocido desde diciembre de 1813, por el tratado de Valençay, así como su consiguiente entrada en Madrid.

El ters de mayo de 1808, o Los fusilamientos en la montaña del Príncipe Pío, Francisco de Goya y Lucientes

A principios de febrero la cuestión era inminente, habiéndole enviado el Consejo de la Regencia las condiciones para su vuelta al trono, en primer lugar, la jura de la Constitución de 1812. Su llegada a la capital iba a coincidir con la primera conmemoración del alzamiento del pueblo de Madrid contra los franceses el 2 de mayo de 1808. Entre febrero y marzo de 1814, el infante don Luís María de Borbón y Vallabriga, presidente del Consejo de la Regencia, así como las Cortes y el Ayuntamiento de Madrid, comenzaron la preparación de los actos para la entrada del rey. La Anunciación, Fray Angelico. El Cardenal, Rafael.

El emperador Carlos V, a caballo, en Mühlberg, Vecellio di Gregorio Tiziano. La Inmaculada Concepción, Giambattista Tiepolo. El Descendimiento, Roger van der Weyden. El gran maestro de Tournai centra la composición en la Compassio Mariae, la pasión que experimenta la Virgen ante el sufrimiento y la muerte de su Hijo.

El Descendimiento, Roger van der Weyden

Para traducirla en imágenes, el pintor escoge el momento en que José de Arimatea, Nicodemo y un ayudante sostienen en el aire el cuerpo de Jesús y María cae desmayada en el suelo sostenida por San Juan y una de las santas mujeres. La riqueza de sus materiales -el azul del manto de María es uno de los lapislázulis más puros empleados en la pintura flamenca de la época- y sus grandes dimensiones, con las figuras casi a escala natural, evidencian ya lo excepcional de la obra. El espacio poco profundo, de madera dorada, en que Weyden representa a sus figuras y las tracerías pintadas de los extremos superiores -imitando también la madera dorada-, al igual que el remate rectangular del centro, las hacen semejar esculturas policromadas.

El jardín de las Delicias, o La pintura del madroño, El Bosco. Las tres Gracias, Pedro Pablo Rubens. Autorretrato, Alberto Durero. Judith en el banquete de Holofernes, van Rijn Rembrandt Harmensz. Ofrenda de Orestes y Pílades (Grupo de San Ildefonso), Anónimo.