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Escritores y literatura - Archivo.

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Alemania. Cuba. EE UU. Cormac McCarthy. Thomas Pynchon. Kurt Vonnegut. Phillip K. Dick. David Foster Wallace. Raymond Carver. John Cheever. Colombia. Gabriel García Márquez. Francia. Michel Foucault. Michel Houellebecq. Roland Barthes. España. Enrique Vila Matas. Portugal. Irlanda. James Joyce. Chile. Roberto Bolaño. Argentina. Osvaldo Lamborghini, la lengua revolucionaria. Rodrigo Fresán. Martín Caparrós. Libros. Hablar.

libros

Y no decir mucho. O decir demasiado. En Habla Clara, la segunda novela de la ensayista y socióloga María Pía López, la escritura remite a una lengua oral que merodea un crimen. Una mujer en cautiverio logrará reconstruir algunas de las versiones circulantes, atrapar voces y ofrecer un discurso para volverlo legible, en una línea crítica que va de Roland Barthes a David Viñas. En El grado cero de la escritura, ese primer hermoso texto del Barthes semiólogo, se define la condición de posibilidad de la escritura en cuanto a su ubicación entre la lengua y el estilo, la lengua como un límite extremo, bien común que provee el marco de significación –donde ocurre el habla– y por otra parte el estilo, ese lenguaje autárquico que se hunde en la mitología personal y secreta del autor, donde se instalan de una vez por todas los grandes temas verbales de su existencia.

Venezuela

Rafael José Muñoz. Gabriel Payares. José Ignacio Cabrujas. Juan Germán Roscio. José Antonio Páez. IBSEN Martínez — El Divino Fracaso. To every Man his Mystery /A trade and only one.

IBSEN Martínez — El Divino Fracaso

(G.K.Chesterton) Chesterton sugiere en sus versos que a cada hombre bastan su misterio y un oficio. Mi asunto es el misterio de Rafael Bolívar Coronado, escritor de oficio venezolano. Bolívar Coronado– a menudo, en lo sucesivo, diremos simplemente Bolívar – abrazó para siempre su indescifrable vocación mientras actuaba como secretario de un general cuyo nombre suena a conchabado de Tirano Banderas: se llamaba León Jurado y era secuaz del sanguinario dictador Juan Vicente Gómez, quien lo había hecho gobernador del remoto estado Falcón: la costa más septentrional del Caribe venezolano.