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Había una vez (poesía)

Había una vez (poesía)
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Crecer en poesía Una colección que reúne cuadernos de poemas, videos e ilustraciones dirigidos a chicos y chicas de nivel inicial y primario. Recorré la colección a partir del menú (en la parte superior de la columna de la derecha). Leer poesía en Inicial y Primer Ciclo Por María Cristina Ramos La palabra es el puente que tendemos a los más pequeños para que ingresen con buen paso a nuestra cultura letrada. Y lo es también porque, en relación con ellos, nos permite el juego y la caricia, las recomendaciones del cuidado, la intensidad de los límites, el sostén de la valoración. Y son las palabras de la poesía las que acercan el juego con el pensamiento y el imaginario, con la materialidad musical del lenguaje. La poesía va más allá de las referencias, puede aquietar el mar picado con la suavidad de la seda, con un ondear de posibles imágenes y un revuelo que acaricia. Leer poesía en el Segundo Ciclo

María Elena Walsh Firma de María Elena Walsh María Elena Walsh (Ramos Mejía, Buenos Aires, 1 de febrero de 1930 – Buenos Aires, 10 de enero de 2011)[3] fue una poetisa, escritora, música, cantautora, dramaturga y compositora argentina, que ha sido considerada como «mito viviente, prócer cultural (y) blasón de casi todas las infancias».[4] Por su parte, el escritor Leopoldo Brizuela ha puesto de relieve el valor de su creación diciendo que «lo escrito por María Elena configura la obra más importante de todos los tiempos en su género, comparable a la Alicia de Lewis Carroll o a Pinocho; una obra que revolucionó la manera en que se entendía la relación entre poesía e infancia».[5] En el panorama de la canción para niños de Latinoamérica, ella se destaca junto a grandes maestros como el mexicano Francisco Gabilondo Soler y la cubana Teresita Fernández. Durante toda su carrera publicó más de 20 discos y escribió más de 50 libros. Biografía[editar] Infancia[editar] Una poetisa precoz[editar] Leda y María[editar]

Autores - Imaginaria No. 19 - 23 de febrero de 2000 N° 19 | AUTORES | 23 de febrero de 2000 (María Elena Walsh con una de sus Manuelitas.Foto de Sara Facio) Esta entrevista fue realizada hace algún tiempo por Alicia Origgi en colaboración con Mónica Amaré, cuando visitaron a María Elena Walsh en su despacho de SADAIC (Sociedad Argentina de Autores y Compositores). Usted siempre menciona que en su casa de infancia había una gran disponibilidad de libros. ¿Cuáles recuerda especialmente? Recuerdo colecciones de cuentos infantiles; había una llamada Araluce de libritos encuadernados donde estaban El barón de Munchhausen y cuentos clásicos contados para chicos. Además recibía oralmente de mis padres mucho cuento en verso. ¿Cuáles fueron sus lecturas de adolescencia? Mi lectura principal era poesía, las rimas de Bécquer, Núñez de Arce, Juan Ramón Jiménez; he leído mucha poesía española del Siglo de Oro. ¿Cómo surge en usted, que primero se dedica a la poesía para adultos, la idea de destinar una nueva etapa de su producción a los niños? Notas

Poesía definición y tipos Elsa Bornemann Elsa Isabel Bornemann (Buenos Aires, Argentina, 20 de febrero de 1952 - ibídem, 24 de mayo de 2013)[1] fue una escritora de cuentos, canciones, novelas y piezas teatrales para niños y jóvenes. Se graduó como profesora en Letras en la Universidad Nacional de Buenos Aires. Durante la última dictadura militar que gobernó Argentina, autodenominada Proceso de Reorganización Nacional, su libro "Un elefante ocupa mucho espacio" fue censurado y pasó a integrar la lista de autores prohibidos. Ese mismo libro integró la Lista de Honor de IBBY (International Board on Books for Young People). Más tarde, sus libros El último mago o Bilembambudín y Disparatario fueron seleccionados para integrar la lista The White Ravens, distinción que otorga la Internationale Jugendbibliothek de Múnich, Alemania. Ha realizado numerosos cursos y talleres sobre literatura con su profesor Manuel Kedes tanto en Argentina como en otros países de América, de Europa y Japón. Libros editados[editar] Referencias[editar]

Poesías infantiles de María Elena Walsh María Elena Walsh es una poetisa que nació el 1 de febrero de 1930 en Ramos Mejía, suburbio de la ciudad de Buenos Aires. Finaliza sus estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes, a los 17 años, cuando escribió su primer libro : 'Otoño Imperdonable'. Ya antes, en 1945, había publicado sus primeros versos en la revista 'El hogar' y en el suplemento literario de 'La Nación'. Poesías para niños de María Elena Walsh Invitada por Juan Ramón Jiménez, viajó a los Estados Unidos en 1948. La vaca estudiosa Había una vez una vaca en la Quebrada de Humahuaca. Y a pesar de que ya era abuela un día quiso ir a la escuela. La vio la maestra asustada y dijo: - Estas equivocada. La vaca, vestida de blanco, se acomodó en el primer banco. La gente se fue muy curiosa a ver a la vaca estudiosa. Y como el bochinche aumentaba en la escuela nadie estudiaba. Un día toditos los chicos se convirtieron en borricos. Manuelita la tortuga Manuelita vivía en Pehuajó pero un día se marcó.

arg_andruetto Arroz con alcachofas El aceite borbotea en la sartén. Allí he echado dos alcachofas acuchilladas. Natilla perfumada Mejor que la leche pase tibia, por obra de tus manos, desde la vaca al cuenco asentado en tu vientre. de Palabras al rescoldo. No se recuerdan los días, se recuerdan los instantes. C.P. 28 de julio de l940. Instante Una turbulencia balancea las barcazas. Por qué a cada sobresalto... te vuelven a la mente los troncos y el río y la colina con la luna detrás y el camino...? C.P. l9 de agosto de l946. Lapataia/94 Caen sobre el camino los troncos centenarios.Un zorro acecha. No nos liberamos de una cosa evitándola, sino solamente atravesándola. C.P. 22 de setiembre de l945. Del latin recordis El nos leía a Pascoli en la luz de la mañana y hablaba de las tardes aquellas del otoño, los perros oliendo entre las setas, cuando iba con su padre a buscar trufas. Para María Cleofé Boglio. Se parece a mí, que me busco el trabajo en el corazón. C.P. l2 de setiembre de l942. Pavese Pavese.

arg_miersch Llovizna a cántaros. Una líquida luna tiñe el otoño Ciudad oculta. Deshabitada. El río quieto. Bocas sin dientes Ríen la misma risa abuelo y nieto Los barriletes. Si hoy muriera, que tejan mi mortaja las mariposas Nada especial. Tan silenciosa ... Dados de niebla echan suertes al juego de nuestro encuentro La Cruz del Sur clava sus nazarenas en mis exilios Demolición. Entre los yuyos he perdido un amor. Árbol tronchado. Pasó el cartero. Viajan poetas en el tren de las ocho Parecen otros Datos de la Autora: LIA MIERSCH haiku_tigredemetal @yahoo.com.ar Buenos Aires, 1950. Se dedica con exclusividad a la poesía haiku. Miembro ponente en el II, III y IV Encuentro Internacional de Haiku, San Isidro, Provincia de Buenos Aires, 2002, 2004, 2006, organizado por el Instituto Tozai (auspiciado por la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación, la Dirección General de Cultura y Educación de la Gobernación de la Provincia de Buenos Aires y el Centro Cultural de la Embajada del Japón)

clas_benedetti Los Monstruos Qué vergüenza carezco de monstruos interiores no fumo en pipa frente al horizonte en todo caso creo que mis huesos son importantes para mí y mi sombra los sábados de noche me lleno de coraje mi nariz que vergüenza no es como la de Goethe no puedo arrepentirme de mi melancolía y olvido casi siempre que el suicidio es gratuito qué vergüenza me encantan las mujeres sobre todo si son consecuentes y flacas y no confunden sed con paroxismo qué vergüenza dios mío no me gusta Ionesco sin embargo estoy falto de monstruos interiores quisiera prometer como dios manda y vacilar como la gente en prosa qué vergüenza en las tardes qué vergüenza en las tardes más oscuras de invierno me gusta acomodarme en la ventana ver cómo la llovizna corre a mis acreedores y ponerme a esperar o quizás a esperarte tal como si la muerte fuera una falsa alarma. Arte Poética El sur también existe Hagamos un trato Decir que no El barrio

clas_lorca1 PAGINA 1 de 2 Ir a página 2 Balada triste Mi corazón es una mariposa, niños buenos del prado!, que presa por la araña gris del tiempo tiene el polen fatal del desengaño. De niño yo canté como vosotros, niños buenos del prado, solté mi gavilán con las temibles cuatro uñas de gato. Pasé por el jardín de Cartagena la verbena invocando y perdí la sortija de mi dicha al pasar el arroyo imaginario. Fui también caballero una tarde fresquita de mayo. Yo siempre fui intranquilo, niños buenos del prado. En abril de mi infancia yo cantaba, niños buenos del prado, la ella impenetrable del romance donde sale Pegaso. Y de aquella chiquilla, tan bonita, que su madre ha casado, ¿en qué oculto rincón de cementerio dormirá su fracaso? Yo solo con mi amor desconocido, sin corazón, sin llantos, hacia el techo imposible de los cielos con un gran sol por báculo. ¡Qué tristeza tan seria me da sombra! (Abril de 1918) Canción de la pequeña muerte Prado mortal de lunas y sangre bajo tierra. !

clas_huidobro Para llorar Es para llorar que buscamos nuestros ojos Para sostener nuestras lágrimas allá arriba En sus sobres nutridos de nuestros fantasmas Es para llorar que apuntamos los fusiles sobre el día Y sobre nuestra memoria de carne Es para llorar que apreciamos nuestros huesos y a la muerte sentada [junto a la novia Escondemos nuestra voz de todas las noches Porque acarreamos la desgracia Escondemos nuestras miradas bajo las alas de las piedras Respiramos más suavemente que el cielo en el molino Tenemos miedo Nuestro cuerpo cruje en el silencio Como el esqueleto en el aniversario de su muerte Es para llorar que buscamos palabras en el corazón En el fondo del viento que hincha nuestro pecho En el milagro del viento lleno de nuestras palabras Ese hueco en que quedaron las miradas de los ciegos estatuarios Es para poder llorar es para poder llorar Porque las lagrimas deben llover sobre las mejillas de la tarde Es para llorar que la vida es tan corta Es para llorar que la vida es tan larga Noche

clas_machado Anoche cuando dormía... Anoche cuando dormía soñé, ¡bendita ilusión!, que una fontana fluía dentro de mi corazón. Di, ¿por qué acequia escondida, agua, vienes hasta mí, manantial de nuestra vida de donde nunca bebí? Campo La tarde está muriendo como un hogar humilde que se apaga. Allá, sobre los montes, quedan algunas brasas. Y ese árbol roto en el camino blanco hace llorar de lástima. ¡Dos ramas en el tronco herido, y una hoja marchita y negra en cada rama! ¿Lloras?... Consejos Este amor que quiere ser acaso pronto será; pero ¿cuándo ha de volver lo que acaba de pasar? Moneda que está en la mano quizá se deba guardar: la monedita del alma se pierde si no se da. Del pasado efímero Este hombre del casino provinciano que vio a Carancha recibir un día, tiene mustia la tez, el pelo cano, ojos velados por melancolía; bajo el bigote gris, labios de hastío, y una triste expresión, que no es tristeza, sino algo más y menos: el vacío del mundo en la oquedad de su cabeza. 1. 2.

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