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Stevenson, Tusitala, el contador de historias

25 february 2013

Stevenson, Tusitala, el contador de historias

TUSITALA , EL CONTADOR DE HISTORIAS

De Robert Louis Stevenson (1850, Escocia-1894, Samoa), el infatigable escritor y viajero, se cumple ahora el 150 aniversario de su nacimiento. Suyos son relatos inolvidables como “La Isla del Tesoro”, “Dr. Jekyll y Mr Hyde” o “Ladrón de cadáveres”. Pese a su frágil salud, recorrió América y las islas del Pacífico, y fue en Samoa donde se construyó una casa “Vailima” (“el lugar de los cinco ríos”) . Los nativos le llamaban cariñosamente “Tusitala”, el contador de historias, y cuentan que miles de personas lloraron su muerte, aunque nadie tanto como el ciego leproso de Molokoi, dando un ejemplo de comunicación y respeto intercultural que hoy nos es tan necesario.

Lo que estremece a sus personajes (por ejemplo, la terrible leyenda del pirata Flint y su tesoro) es lo mismo que estremece a sus lectores: las historias de fabulosas riquezas, de crímenes sangrientas, de fantasmas o monstruos que cohabitan con nosotros, como Mr. Hyde. Stevenson supo huir de los conflictos y los valores mezquinos de la sociedad en que nació para abrirse a la otra clase de conflictos más enraizados con la condición humana: el mar y sus peligros, el viaje hacia otros horizontes, la maldad y la generosidad, el terror frente a la muerte, su simpatía por los proscritos…

Tusitala recrea un escenario perfecto: el viejo lobo de mar que trae el mapa del tesoro del capitán Flint y que un dìa llega con su cofre a la Hosteria de Jim; su aspecto siniestro, la marca negra y todo lo que pasa en estos vibrantes episodios del principio de la obra, son esa llamada a la aventura que es para Stevenson es vivir de verdad, frente a la rutinaria existencia de los vecinos, y que convence también al propio Dr. Livesey y al caballero Trelawney para embarcarse en la búsqueda del tesoro. Por eso Stevenson pudo escribir este epitafio:

Bajo el inmenso y estrellado cielo

Cavad mi fosa y dejadme yacer.

Alegre he vivido y alegre muero

Pero al caer quiero haceros un ruego-

Que pongáis sobre mi tumba este verso

Aquí yace donde quiso yacer;

De vuelta del mar está el marinero

De vuelta del monte está el cazador.

Under the wide and starry sky

Dig the grave and let me lie

Glad did I live and gladly die

And I laid me down with a will

This be the verse you grave for me

Here he lies where he longed to be

Home is the salir, home from sea

And the hunter home from the hill

This be the verse you grave for me

Here he lies where he longed to be

Home is the salir, home from sea

And the hunter home from the hill

La Isla del Tesoro es un clásico que ha fascinado a niños y a mayores precisamente porque Stevenson sabe crear una fuerte tensión narrativa y una galería de personajes impactantes, a pesar de que parte de un argumento universal: la separación del ámbito familiar para buscar un tesoro en un lugar exótico, sufriendo unas pruebas, y con la ayuda de unos personajes y la oposición de otros, para finalmente regresar a casa. Es lo que se llama el mito del héroe o de la iniciación: la lucha por la madurez que debe afrontar el chico Jim Hawkins en sus relaciones con John Silver el Largo, los piratas, el capitán Smolett… El viaje, la aventura y el tesoro son los símbolos de esa transformación que convierte al huérfano aterrorizado por los piratas en un joven con recursos para salvar la empresa.

Las secuencias básicas (separación+pruebas+retorno) y los símbolos de esta historia son universales (están en los mitos, en la Odisea, en los cuentos de hadas) pero la originalidad de Stevenson fue armar armar estos materiales asumiendo el punto de vista no del adulto sino el del niño o joven, haciendo que desde el principio éste sea el protagonista que se encuentra con los piratas, descubre el motín, salva el barco, etc. Como Alicia o Guillermo o tantos otros héroes/heroína infantiles y juveniles, su imaginación le lleva a sentirse atraído por las historias tremendas que cuenta Capitán Billy Bones en la Hostería de su madre, y es esta imaginación lo que sirvió a Stevenson como programa de su novela, pues para componerla se guió del mapa de una isla imaginaria donde unos piratas habían enterrado un tesoro, y que tenía todo lujo de detalles (montes, ríos, animales…). Al principio, la obra surgió como un entretenimiento familiar, una historia a partir de ese mapa que contaba al niño Lloyd Osbourne en días desapacibles, y que Stevenson fue cincelando, aunando el romanticismo de los tipos individulistas y salvajes, a la precisión realista por ejemplo en las descripciones del barco.