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Book trailer: Por qué los elefantes prefieren jugar a la mancha

Book trailer: Por qué los elefantes prefieren jugar a la mancha

EDAIC Varela (Equipo Distrital de Alfabetización Inicial y Continua): julio 2014 Listado de libros Inicial y 1er ciclo La pequeña niña grande - Uri Orlev A veces lo cotidiano puede resultar insólito para los niños. En especial si es una niña como Daniela que es una pequeña niña grande. Cuentos en verso para niños perversos - Roald Dahl Con el travieso ingenio de un lobo feroz, Roald Dahl reinventa seis de sus cuentos favoritos. El sapito Glo Glo Glo - José Sebastián Tallon Un clásico de la poesía infantil argentina. Los pájaros de Joaquín - María Rosa Mó Joaquín es un niño que dibuja pájaros, pájaros de distintas formas, colores y tamaños. Los piojemas del piojo Peddy - David Wapner y Roberto Cubillas "He escrito estos piojemas por encargo de mi alma, para demostrar a Josés y Josefas, precisamente eso: que los piojos tenemos alma", escribe Peddy Mac Coulogh, en una carta dirigida a Lázaro Wapner, padre de David. Un rey de quién sabe donde - Ariel Abadi Si en un libro se ponen tres reyes y un par de personajes más, la calma no puede durar mucho. ¡Poc!

Emilia Ferreiro, claves para la Educación que viene | Revista Cabal Los aportes de Emilia Ferreiro (Buenos Aires, 1936) en materia de alfabetización y enseñanza de la lectoescritura son considerados revolucionarios, y sirven como referencia para docentes e investigadores del mundo, un privilegio que ostentan muy pocos. Después de formarse en la Universidad de Buenos Aires (UBA), donde se licenció en Psicología, estudió en la Universidad de Ginebra. Allí trabajó como investigadora y se desempeñó nada menos que como asistente y colaboradora del padre del Constructivismo, Jean Piaget. A mediados de la década optó por alejarse de la UBA –en donde ejercía como docente- e iniciarse en la experimentación de métodos que sirvieran para alfabetizar a partir de un enfoque novedoso, que inauguró: los supuestos teóricos de la Psicogénesis del Sistema de Escritura de la niñez, antes y durante el proceso escolar-, le valdrían el respeto inmediato de sus colegas y lectores. La última dictadura militar argentina la condujo al exilio, y Suiza fue el destino elegido.

Imaginaria El malo del cuento | Pequeocio ¿Qué pasaría si el malo del cuento por excelencia, el temido lobo, una mañana se levantara con ganas de ser el héroe del cuento? Seguro que se montaría un buen lío en el mundo imaginario de los personajes literarios… Pero, ¿quién ha dicho que los malos no son a veces un poco buenos, y que los buenos no se comportan muchas veces de una manera mala? Parece un trabalenguas, pero no lo es. Es la historia de «El malo del cuento»… Cansado de ser siempre el malo de los cuentos, el lobo se levantó aquella mañana dispuesto a renunciar a su cargo. – ¡Qué poco respeto por los mayores! Los funcionarios de la oficina tardaron más de media hora en convencer a la Bruja de que devolviera al Gato a su forma original y por eso todo iba con mucho retraso aquella mañana. – ¿Qué desea, señor Lobo? – No, no, todo eso está perfecto. – Pero eso no podemos hacerlo. – Pero eso es muy aburrido. Fue así como los cuentos se quedaron sin villano. – Si los niños dejan de leer, pronto desapareceremos todos.

Cuento de "El desván de la abuela" | Pequeocio Se acercan los carnavales…¿ya tenéis pensado lo que os vais a poner en esta fiesta tan especial? Nosotras nos disfrazamos, una vez más, de cuento, por eso nuestra historia de esta semana tiene mucho que ver con los disfraces. Celia está enfadada porque se ha perdido la fiesta de carnaval del cole, pero en el desván de la abuela le espera una sorpresa. ¿Quieres conocerla?… ¡Pues a leer el cuento de esta semana! La primera vez que Celia subió al desván de la abuela era carnaval. Por eso, se pasó enfurruñada toda la tarde de viernes y parte del sábado. – ¿Qué te pasa? Celia le contó que se había perdido la fiesta de carnaval del colegio, que iban a ir todos sus amigos, que hasta tenían disfraz y que ella… ¡con lo que le gustaba disfrazarse! Teresa se acercó a ella y cubriéndose la boca con la mano para que nadie la escuchara le susurro: – Después de comer, cuando duerman la siesta, vamos al desván. – Pero… – Ssssh…¡no deben enterarse! El desván estaba oscuro y olía a polvo. Y un enorme baúl.

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