Publicaciones de: Rodrigo Fresán. FUIMOS VAQUEROS. Era Ernesto, su televisor, sus pinturas y su lienzo.
Nada más, eso suponiendo que no contamos la presencia de Bob Ross en el monitor dando instrucciones que algunos televidentes en sus casas seguían al pie de la letra. Entre ellos Ernesto Valencia, que intentaba copiar las montañas grises con sus picos nevados y sus cielos azules, como esos cuadros que luego son colgados en las salas de los hogares medianos, y si algo se podía asegurar de Ernesto, es que él era un hombre mediano. Había comenzado con el intento de aprender a pintar desde hacía cuatro días, pues tenía tres semanas de vacaciones en la oficina, y aún sobre las quejas de su esposa, una mujer agria y frustrada, Ernesto usaba la camisa, el pantalón, los zapatos y la corbata con la que acudía a trabajar diariamente, para posarse frente a su lienzo y manipular los pinceles “qué pendejo eres Ernesto, esas manchas no van a salir nunca ¿crees que tenemos dinero para estarlo gastando en tus pinches camisas?”
- Me da ese lienzo. Spleen Journal.