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Graphs, Brains, and Gremlin | Marko A. Rodriguez. SMI32-stained pyramidal neurons in the cerebral cortex. Provided by UC Regents Davis under Creative Commons Attribution 2.5 License What do graphs and brains have in common? First, they both share a relatively similar structure: Vertices/neurons are connected to each other by edges/axons. Second, they both share a similar process: traversers/action potentials propagate to effect some computation that is a function of the topology of the structure. If there exists a mapping between two domains, then it is possible to apply the processes of one domain (the brain) to the structure of the other (the graph).

The purpose of this post is to explore the application of neural algorithms to graph systems. The Rosetta Stone of Graphs “The term connectionism is usually applied to neural networks. In the article, Dr. Why are brains interesting for those doing software engineering, data management, and information retrieval? Spreading Activation and the Brain Sensations to Concepts Learning and Behavior.

Structural Abstractions in Brains and Graphs. A graph database is a software system that persists and represents data as a collection of vertices (i.e. nodes, dots) connected to one another by a collection of edges (i.e. links, lines). These databases are optimized for executing a type of process known as a graph traversal. At various levels of abstraction, both the structure and function of a graph yield a striking similarity to neural systems such as the human brain.

It is posited that as graph systems scale to encompass more heterogenous data, a multi-level structural understanding can help facilitate the study of graphs and the engineering of graph systems. Finally, neuroscience may foster a realization and appreciation of the various structural abstractions that exist within the graph. The Neuron and the Vertex At a primitive level, the structure of the human brain can be described as a network of neurons. In network science, algorithms exist to identify larger structures within the graph. The Area and the Motif Conclusion. Impostor syndrome. The impostor syndrome, sometimes called impostor phenomenon or fraud syndrome, is a psychological phenomenon in which people are unable to internalize their accomplishments. Despite external evidence of their competence, those with the syndrome remain convinced that they are frauds and do not deserve the success they have achieved. Proof of success is dismissed as luck, timing, or as a result of deceiving others into thinking they are more intelligent and competent than they believe themselves to be.

Background[edit] The term "impostor syndrome" first appeared in an article written by Pauline R. Clance and Suzanne A. The impostor syndrome tends to be studied as a reaction to certain stimuli and events. Prevalence[edit] Psychological research done in the early 1980s estimated that two out of five successful people consider themselves frauds and other studies have found that 70 percent of all people feel like impostors at one time or another. Demographics[edit] Potential mechanisms[edit] Everything is a Remix – Historia de la creatividad y la innovación. El arte de crear está rodeado de mitos, el mayor de los cuales es que la creatividad nace de la inspiración: las creaciones originales son producto de genios. Pero la creatividad no es magia: sucede aplicando herramientas y pensamientos comunes a materiales existentes. Concretamente: aprendemos copiando, imitando, emulando. Para empezar, no podemos crear algo antes de controlar a la perfección las herramientas importantes en el ámbito en que trabajamos.

Por ejemplo, los artistas pasan sus primeros años de formación realizando repetitivamente trabajo rutinario, copiando e interiorizando los descubrimientos técnicos de artistas del pasado. Una vez hemos adquirido los pilares fundamentales a través de la copia, llega el siguiente paso: transformar. La primera parte del documental muestra esta experiencia en el sector de la música, en concreto a través del caso de Led Zeppelin. Pero las creaciones más importantes llegan normalmente en una tercera fase: la combinación. Debate de titanes, ¿austeridad o estímulo? Krugman contra Barro. Robert Barro, profesor de Harvard y responsable del resurgir de los trabajos empíricos sobre crecimiento, escribía el pasado sábado un artículo en el New York Times titulado “Cómo salvar realmente a la economía”.

Barro argumenta que, si algo aprendió realmente de Keynes, el crecimiento está íntimamente ligado a la inversión, la cual se encuentra en mínimos desde el inicio de la crisis. Y argumenta que lo necesario para que la inversión vuelva a fluir es un horizonte temporal estable y despejado de dudas fiscales, y no la política errática (recortes de cotizaciones, nuevas desgravaciones gasto público en infraestructuras, extensión de prestaciones de desempleo) que ha seguido la administración Obama. Barro compara además la contratación de trabajadores con la inversión, lo cual es relevante en estos momentos: en muchas ocasiones no existe diferencia entre alquilar o comprar una máquina y contratar a un trabajador e invertir en él capital humano específico.

Los errores de Krugman: una crisis de deuda no se resuelve con más deuda. Ángel Martín En un primer análisis ya se expusieron las ideas del economista keynesiano Paul Krugman (premio Nobel de Economía), centradas en aumentar, aún más, los estímulos públicos en EEUU para reactivar la economía. Pero, ¿se pueden criticar tales ideas? En primer lugar, desde el rigor lógico, la argumentación de Krugman está lejos de la excelencia académica.

Su cadena argumental es que, como la economía no se recupera ni hay visos de ello, se debe a que la Administración Obama no ha aplicado estímulos de gasto y déficit público lo suficientemente grandes. El economista austriaco Mario Rizzo señalaba que esta argumentación incurre en una falacia lógica denominada como “non-sequitur” -derivando una conclusión que no se sigue de las premisas-. Y es que, los argumentos de Krugman -de que no hay crowding-out, sino lo contrario, y que la carga fiscal futura no es para tanto- parten del siguiente supuesto: el estímulo fiscal mejora el estado de la economía, el empleo y la producción. Minerva: El capitalismo, estúpidos, el capitalismo. Comencemos hablando de tus más recientes publicaciones: ensayos introductorios a los discursos y escritos de Robespierre y Mao (Verso, 2007).

En estos textos mantienes –como ya hiciste anteriormente con Lenin– que, en cierto modo, hoy día tenemos que «repetir» los gestos revolucionarios de estas dos figuras. ¿Por qué? Es muy simple: son las figuras revolucionarias por antonomasia. Y Mao es la última gran figura. Grande en el sentido de que realmente llevó a cabo una revolución. En una situación como la nuestra, en la que la izquierda no puede hacer mucho, lo importante es mirar al pasado y ver qué es lo que estuvo bien –los grandes momentos emancipadores–, y también lo que salió mal. El éxito y el fracaso son inseparables. A diferencia de los tópicos liberales o conservadores que sostienen que cualquier deseo de cambio acabará necesariamente en el Gulag, afirmas que Robespierre y Mao fracasaron porque no fueron lo suficientemente radicales. ¿Chávez? Sí, totalmente. En efecto.