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 Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. El suelo es un recurso finito, lo que significa que su pérdida y degradación no es recuperable en el transcurso de una vida humana.

 Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura

Los suelos afectan a los alimentos que comemos, al agua que bebemos, al aire que respiramos, a nuestra salud y la de todos los organismos del planeta. Sin suelos sanos no podríamos producir nuestros alimentos. De hecho, se calcula que el 95% de nuestros alimentos se producen directa o indirectamente en los suelos. Unos suelos sanos son la clave para la seguridad alimentaria y para un futuro sostenible. Ayudan a mantener la producción de alimentos, a mitigar y adaptarse al cambio climático, filtrar el agua, mejorar la resiliencia ante inundaciones y sequías y mucho más.

La contaminación del suelo, problemática de primera magnitud. Según la ONU, “la sostenibilidad de los suelos es fundamental para afrontar las presiones de una población cada vez mayor y el reconocimiento, la promoción y el apoyo para fomentar la gestión sostenible de los suelos pueden contribuir a la existencia de suelos sanos y, por extensión, de un mundo que cuente con seguridad alimentaria y de ecosistemas estables y que se utilicen de manera sostenible”.

La contaminación del suelo, problemática de primera magnitud

El suelo es la base para la producción de la inmensa mayoría de alimentos, carburantes y materias primas que se emplean diariamente, y está sometido a diversos tipos de amenazas, entre las que destaca la contaminación por fuentes puntuales industriales. A nivel de la UE, la problemática de la contaminación del suelo es de primera magnitud, con cerca de 250.000 emplazamientos potencialmente contaminados (EEA), aunque el número real podría ser aún mayor ya que existen cerca de 3 millones de actividades con capacidad potencial de contaminar el suelo.