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La muerte entre los mexicas.

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Mayas. El ADN azteca. Historia/ 26/10/12 La decadencia de un grupo otomí ha sido tema de un estudio antropológico.

El ADN azteca

Y es que en el siglo quince, la población de la ciudad de Xaltocan se desvaneció y se vio suplantada por el crecimiento de la cultura azteca. Al fatídico final de la cultura otomí en la región se le conoce por los conflictos históricos y su evidencia arqueológica. Pero ahora, un estudio genético trata de descifrar el misterio de esta cultura. En el mencionado siglo XV, lo que ahora es el país de México, antes estaba separado por identidades culturales. Xaltocan, en el centro de México, fue una de las ciudades que se asimilaron, pero los detalles de esta integración cultural se desconocen. Documentos del siglo dieciséis sugieren que la ciudad fue abandonada por los otomíes en 1395, después repoblada por los aztecas en 1435.

Jaime Mata-Míguez, antropólogo de la Universidad de Texas en Austin, decidió rastrear los patrones de los otomíes mediante un muestreo de ADN. Encuentran la ciudad perdida de Chactún. Historia/ 24/06/13 En lo que puede ser uno de los mayores hallazgos de este año, un grupo de arqueólogos encontró la ciudad perdida de Chactún, de la civilización Maya.

Encuentran la ciudad perdida de Chactún

Chactún, que en su lengua original significa "Piedra roja" o "Piedra grande", fue una ciudad con una extensión de aproximadamente 22 hectáreas en las que convivían plazas, calles y monumentos, ahora enterrados bajo la densa vegetación de las selvas de Campeche. El líder del equipo de arqueólogos, Ivan Sprajc, profesor asociado de la Academia de las Artes y Ciencias de Eslovenia, comenta que el lugar pudo haber albergado entre 30 mil y 40 mil habitantes, siendo un poco más pequeña que Tikal, en Guatemala. El apogeo de Chactún se produjo entre los años 600 y 900 AD. Perdido en la Reserva de la Biósfera de Calakmul, en la península de Yucatán, este lugar fue descubierto a través de fotos áreas de alta resolución. En este video puedes observar este lugar: Los rostros de piedra. Se abordan aquí 51 máscaras del Museo Nacional de Antropología y 29 de Teotihuacan analizadas a principios de 2012 como parte del proyecto “Las máscaras de piedra de Teotihuacan, México: Contextos arqueológicos, históricos y sociales”.

Los rostros de piedra

Durante el estudio se recurrió a la información contenida en los objetos para determinar su estado de conservación, características antropométricas, materiales constitutivos, técnicas de manufactura y, en la medida de lo posible, historiografía y significado. Para los arqueólogos y otros especialistas, los artefactos de uso ceremonial recuperados en contexto arqueológico constituyen una fuente importante de información, y permiten acceder al conocimiento de las sociedades que los crearon mediante la identificación del origen de sus materiales constitutivos, las huellas derivadas de la técnica de manufactura, el estilo, la temporalidad y los elementos simbólicos. _________________________ • Sofía Martínez del Campo Lanz.

El Lienzo de Jucutacato. En el Lienzo de Jucutacato se muestra la visión que la gente de Jicalán tenía respecto del origen de sus antepasados, la fundación de su asentamiento y el inicio de los principales oficios de sus pobladores.

El Lienzo de Jucutacato

Se trata de una historia sagrada que constituye una compleja combinación de datos históricos y míticos que no solamente servían para legitimar sus reclamos de minas y recursos naturales, sino que también expresaban su identidad colectiva frente a los grupos de vecinos tarascos. Minerales en disputa En la época prehispánica, la Tierra Caliente era altamente apreciada por sus abundantes recursos naturales: oro, plata, cobre, sal, cacao y algodón, entre otros. En el Posclásico Tardío, los tarascos del centro de Michoacán tuvieron acceso a ellos mediante el comercio y ocasionales incursiones militares. _________________________ • Hans Roskamp.

Doctor por la Universidad de Leiden y profesor-investigador de El Colegio de Michoacán. Arqueología mexicana.