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Caro Quintero

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A Camarena lo ejecutó la CIA, no Caro Quintero. Una historia que parece sacada de una compleja novela de espionaje acaba de estallar en la televisión estadunidense: Enrique Kiki Camarena, el policía de la DEA asesinado en México en febrero de 1985, aparentemente no fue víctima del capo mexicano Rafael Caro Quintero sino de un oscuro integrante de la CIA.

A Camarena lo ejecutó la CIA, no Caro Quintero

Este sujeto fue el encargado de silenciar al agente antinarcóticos por una grave razón: había descubierto que Washington se asoció con el narcotraficante y usaba las ganancias del trasiego de estupefacientes para financiar las actividades de la contrarrevolución nicaragüense. WASHINGTON (Proceso).- Tres exagentes federales estadunidenses decidieron acabar con un silencio de 28 años y confiaron simultáneamente a este semanario y a la cadena estadunidense Fox News una información “bomba”: Enrique Kiki Camarena no habría sido asesinado por Rafael Caro Quintero –capo que purgó una sentencia por ese crimen– sino por un agente de la CIA.

Facilidades a Caro. CARO, EL HOMBRE QUE COMPRÓ AL ESTADO. Ciudad de México, 2 de septiembre (SinEmbargo).– Rafael Caro Quintero es un hombre que no sólo compró todas las joyas, armas, vehículos y mujeres que el dinero pudo comprar.

CARO, EL HOMBRE QUE COMPRÓ AL ESTADO

Por encima de esto, el narcotraficante liberado semanas atrás fue un comprador de hombres. Y no de hombres comunes y corrientes, sino de aquellos colocados en una de las áreas más sensibles del Estado mexicano durante el último período de la Guerra Fría: la agencia de inteligencia mexicana, la Dirección Federal de Seguridad (DFS). Los detalles de cómo el marihuanero sinaloense tasaba el valor de la conciencia de directores, comandantes y agentes de la DFS –la versión muy a la mexicana de la CIA estadounidense, la KGB soviética y la Stasi alemana– aparecen en el expediente del asesinato del periodista Manuel Buendía.

Los documentos obtenidos por SinEmbargo muestran que el asesinato del agente de la DEA Enrique Camarena, en 1985, tiene como precedente el asesinato del periodista Manuel Buendía, perpetrado en 1984. I. Caro Quintero… como un animal salvaje. Lejos ya del papel de capataz de los cerca de 7 mil jornaleros que participaban en las tareas relacionadas con el tráfico de drogas desde el rancho El Búfalo, Rafael Caro Quintero, quien decía hallarse “jodido” y estar “hasta la madre” tras 17 años de prisión, admitió que era “enamorado de tiempo completo”, que era rebelde desde pequeño porque le resultaba “muy difícil acatar órdenes”, y que tanto él como sus hermanos le tenían miedo a la gente.

Caro Quintero… como un animal salvaje

“Es mala comparación pero éramos como animales salvajes”, dijo en la entrevista que se reproduce enseguida y que se publicó en el libro Máxima Seguridad, de Julio Scherer García. MÉXICO, D.F.