Defensa personal: antología poética, 1992-2006 - Juan Bonilla. Julio 2012. Atada, encadenada, sepultada, arrinconada, humillada, denigrada.
No duelen las vejaciones en sí, sino tener el poder de continuarlas, y a la vez, de pararlas. Perder el tiempo buscando culpables cuando la responsabilidad es propia. Sentirte culpable por existir, tener la necesidad de dar las gracias porque te permitan compartir el aire que respiras. No necesitar nunca nada, aún necesitando tanto, lo importante es ser lo que necesitan los demás; porque ellos siempre serán más importantes, sus motivos más lógicos, su sufrimiento más grande. No existe un espacio propio, aún permaneciendo sola, arrastra exigencias ajenas que le obligan a pensar en sí misma en relación con los demás; su existencia por sí sola no tiene sentido, existe para. Derrotando ejércitos.